lunes, 21 de febrero de 2011

Crónica de mi nacimiento

Como esta semana no creo que escriba nada hasta el fin de semana, aqui os dejo la crónica del día más importante de la historia de este pais en los últimos 20 años:

El 24 de Julio de 1991, fecha en la que nací, mi madre despertó el día en el que cumplía su vigésimo séptimo cumpleaños en una cama del hospital Villanueva de la Serena – Don Benito, donde llevaba ingresada desde la tarde anterior. Por eso no pudo leer las noticias que aparecieron en las portadas de los principales periódicos de España, que se hacían eco de las declaraciones del ministro de economía, Carlos Solchaga, en las que anunciaba que en el año 1992 subiría los impuestos y reduciría la inversión pública, y que el líder antirracista sudafricano, Nelson Mandela, agradecía al Gobierno y al Rey el apoyo mostrado hacia su lucha contra el régimen del presidente De Klerk.

Esa misma mañana, mi padre y los padres de mi madre se levantaron en su casa de Villanueva de la Serena y partieron hacia el hospital. Les habían comunicado que nacería ese mismo día mediante una cesárea programada, por lo que decidieron ir todos y estar con mi madre desde primera hora. Con las prisas, no pudieron pararse en un kiosco a comprar un diario para leer, entro otras, las palabras del primer ministro israelí, Isaac Shamir, en las que daba a entender que su Gobierno respondería afirmativamente a la conferencia de paz en Oriente Medio convocada por Estados Unidos.

Cuando llegaron todos a la habitación donde se encontraba mi madre, medio sudorosos debido a las altas temperaturas, la enfermera les dijo que tendrían que esperar hasta poder entrar en quirófano, ya que debido a que se encontraban en temporada estival, había poco personal. De hecho solo había un anestesista en todo el hospital. Esto se lo dijeron a las diez de la mañana.

A la hora de comer, y pese a que el médico la había dicho que no comiese nada, mi madre pidió para comer un helado, ya que a pesar de todo, era su cumpleaños y no se había dado todavía ningún gustazo. Cuando mi padre bajó a cafetería en busca de él, vio que en el informativo estaban diciendo que Gorbachov anunciaba que el Tratado de la Unión estaba listo para ser firmado, tras ser respaldado por 10 repúblicas y un programa con vocación de socialdemócrata en el que la lucha de clases pasa al archivo de la historia.

A primera hora de la tarde, acudieron el padre y la hermana de mi padre. Llegaron a la hora en la que el ciclista Miguel Induráin terminaba su etapa alpina del Tour de Francia, un Tour que prácticamente ya estaba decidido debido a su triunfo en la jornada anterior en Alpe d'Huez. Esa fue la única etapa que no vio mi tía, que llevaba viendo la prueba ciclista más importante del mundo desde el primer día. Aún así, llegó con el que sería mi primer regalo, un globo de los 101 dálmatas que compró en las fiestas patronales de mi pueblo.

Cuando el reloj daba las siete de la tarde, trasladaron a mi madre a quirófano para que diese a luz. Al ser por cesárea, en apenas 15 minutos me sacaron del vientre de mi madre donde había pasado los últimos nueve meses. Según mi madre, nací con un pequeño huevo en la cabeza debido a que estaba en una extraña posición, casi sentado. Cuando me limpiaron y me quitaron los restos de sangre y vísceras, me envolvieron en un trapo verde y me llevaron a la habitación donde se encontraba mi madre y el resto de familiares que habían acudido. Debido a que ésta primera estaba aún bajo los efectos de la anestesia, la primera persona que me cogió en brazos fue mi abuela, que debido a la emoción de ver a su primer nieto y al recuerdo de la que hubiese sido mi otra abuela, no pudo contener las lágrimas. En esos momentos, poco o nada la importaba el que el PSOE intentase no quedarse en una situación de soledad parlamentaria en lo que le quedaba de legislatura y temiese que sus socios -CiU, PNV y CDS- modificasen sus estrategias

Mientras los allí presentes contemplaban a su primer hijo, nieto y sobrino respectivamente, comenzaron a llamar al resto de familiares y amigos que debido a la lejanía no pudieron acudir. Hicieron bien en llamar por teléfono, ya que en ese mismo día el PP criticaba el servicio de Correos de España, uno de los más lentos y costosos de la Comunidad Europea, y que años atrás había sido un ejemplo para el resto de Europa.

Al final, por la noche, se quedó mi abuela por la noche con mi madre en el hospital, donde tendría que pasar una semana más para recuperarse por completo de la cesárea. A lo largo de esos días se sucedieron las visitas y los regalos, pero eso ya se escapa de los sucesos ocurridos el 24 de julio de 1991.

jueves, 10 de febrero de 2011

Hay que hacer algo

No se si es por el cansancio, por la hora o porque, de nuevo, acabo de escuchar el testimonio de un pobre hombre que ve como sus posibilidades de sobrevivir de forma digna están a punto de esfumarse. Lo peor de esto, es que como él hay miles de personas y familias que se ven en la misma situación.

No se quién tiene la culpa, porque ya he oido de todo, ni me importa. Lo que me importa es que los señores que se encargan de representarnos se están riendo de nosotros. Me importa que mientras el paro se está convirtiendo en una enfermedad que cada vez contagia a más gente, nuestros gobernantes SOLO se ponen de acuerdo para prohibirnos disfrutar de Internet. Y si no nos distrae eso, nos cuentan que el aire de Madrid y Barcelona es irrespirable (por lo menos se preocupan por todos los que tendrán que quedarse en la calle gracias a nuestra clase dirigente).

Pero no nos cuentan que no tienen ni puta idea de como crear puestos de trabajo, ni de como paliar la deuda, tenemos que cotizar casi 40 años para cobrar una pensión y lideramos el ránking de jóvenes desempleados, ni como un país que hace apenas 5 años era uno de los 10 más prósperos económicamente del mundo ahora está asfixiado por la deuda y, si por algunos fuera, nos darian una patada en el culo y nos echarían de Europa.

Sin embargo lo que veo a mi alrededor no me tranquiliza mucho. Somos una sociedad acomodada y mientras no nos falte nuestra hipoteca a 40 años (coño, si cuando acabas de pagarla empiezas a cotizar el paro) ni nuestro coche en la puerta no nos movemos para nada. Permanecemos impasibles mientras nuestro futuro se vuelve cada vez más oscuro. En otros países las huelgas generales han sido una constante hasta que se ha logrado hacer algo. Aqui la mayor indignación que ha habido en los últimos meses es que el Barça-Madrid se jugó un lunes...
Mientras ahi fuera los ciudadanos se unen para lograr un objetivo común, aqui no miramos más allá de nuestras fronteras provincianas, y asi dificilmente llegaremos a nada.

Probablemente haya gente que sepa expresar esto mismo de una forma mejor, o de una forma más clara y precisa. Yo solo espero que de verdad se haga algo, para no tener que volver a oir testimonios como este...